domingo, 30 de marzo de 2014

FISIOPATOLOGÍA DIABETES TIPO I

DIABETES MELLITUS[1]
La diabetes mellitus (DM) se define como un desorden metabólico de causas múltiples caracterizado por la hiperglucemia crónica asociada a alteraciones en el metabolismo de hidratos de carbono, proteínas y grasas, que se producen como consecuencia de defectos en la secreción de insulina o de su acción o de ambas cosas a la vez. La hiperglucemia crónica propia de la diabetes se asocia con lesiones a largo término, disfunciones o fracasos de diversos órganos, especialmente ojos, riñones, nervios, corazón y vasos sanguíneos. Diversos procesos patogénicos están involucrados en el desarrollo de la diabetes, desde la destrucción auto inmunitaria de las células b a la resistencia periférica a la acción de la insulina, aunque la base no es otra que la deficiencia en la acción de la insulina en sus tejidos diana.
CLASIFICACIÓN
A medida que han progresado los conocimientos sobre los factores etiológicos de la enfermedad se ha ampliado la lista de las distintas diabetes, lo que ha dado lugar a sucesivas clasificaciones. La última propuesta data de 2011 y es obra de un Comité de
Expertos de la American Diabetic Association (ADA).
1.      Diabetes Tipo I
2.      Diabetes Tipo II
3.      Otros Defectos Específicos
          Defectos genéticos en la función de las células beta
          Defectos genéticos en la acción de la insulina
          Enfermedades exocrinas del páncreas
          Endocrinopatías
          Diabetes Inducida por fármacos o químicos
4.      Diabetes Mellitus Gestacional (DMG)
Desde un punto de vista patogénico, la diabetes mellitus se puede dividir en dos grandes grupos: a) el tipo 1, que incluye formas de diabetes asociadas a destrucción inmunológica de la célula b pancreática, y b) el tipo 2, que engloba formas de diabetes no asociadas a procesos auto inmunitarios.[2]
DIABETES MELLITUS TIPO I
Corresponde a la previamente denominada insulinodependiente, idiopática o de comienzo juvenil y constituye el 5-10% de todas las formas de diabetes. Constituye  después del asma, la segunda enfermedad crónica grave infantil en los países desarrollados. Es una enfermedad multifactorial con un fuerte componente genético causado por la destrucción auto inmunitario de las células b del páncreas. La concordancia en gemelos homocigóticos es de sólo el 30%-50%, lo que remarca la importancia de los factores ambientales. Por otra parte, los familiares de primer grado de individuos con DM1 presentan un riesgo superior (riesgo relativo de 15) de sufrir esta enfermedad.
*      ETIOLOGÍA
Su etiología en el 90% es autoinmune, lo que se determina por la presencia de anticuerpos anti-islotes (ICA), anticuerpos anti-ácido glutámico descarboxilasa (anti GAD) y anticuerpos anti-insulina. Un 10% de los casos son idiopáticos.
Los pacientes con DM 1 idiopática no tienen una etiología conocida y no existe evidencia de autoinmunidad. Pueden presentar insulinopenia grave y tendencia a episodios de cetoacidosis, aunque pueden alternarse con periodos de remisión completa. Los portadores de esta forma de diabetes, en su mayoría de origen asiático o africano, tienen una carga hereditaria importante pero no asociada al complejo HLA. La prevalencia de complicaciones es menor que en la DM tipo 1 auto inmunitaria
*      CLASIFICACIÓN
DM1 A o autoinmune: enfermedad autoinmune en la que existe una destrucción selectiva de las células β del páncreas mediada por linfocitos T activados en sujetos con haplotipos HLA de predisposición. Después de un período preclínico de duración variable,  durante el cual el paciente permanece asintomático, cuando la masa de células productoras de insulina llega a un valor crítico el paciente presenta la sintomatología clásica: poliuria, polidipsia, polifagia, pérdida de peso y una progresiva cetosis que puede acabar en cetoacidosis, si no se instaura tratamiento con insulina exógena.
DM1 B o idiopática: como contraposición a la DM1 A, la DM1 B engloba a aquellos pacientes con mismas o iguales características, en los que no se encuentran datos de autoinmunidad ni haplotipos HLA de predisposición. Como entidad de reciente descripción se conoce poco de su etiología, evolución y pronóstico.
*    PATOGENIA
MODELO HIPOTÉTICO DE LA PATOGENIA E HISTORIA NATURAL DE LA DM TIPO 1.
La DM 1 es una forma de diabetes caracterizada por la destrucción inmunológica de la célula b pancreática. Los factores relacionados con la destrucción selectiva de la célula b son: a) predisposición genética; b) factores ambientales no claramente establecidos, y c) respuesta auto inmunitaria
En una primera fase sólo existe una predisposición genética asociada a alelos específicos del sistema HLA. En un momento determinado se produce un fenómeno precipitante (p. ej., infección vírica) que inicia una respuesta auto inmunitaria mediada por linfocitos T CD8 +, CD4+ y macrófagos. En coincidencia con el inicio de la respuesta auto inmunitaria se produce el aumento de anticuerpos ICA (anticuerpos anti-insulina) e IAA (anticuerpos anti-islotes) en plasma y la progresiva pérdida de reserva pancreática. Durante la progresiva destrucción de células b se pueden detectar alteraciones en la sobrecarga oral de glucosa, reflejo de una reserva pancreática disminuida. Sin embargo, el paciente mantendrá glucemias basales en límites normales durante un período de tiempo prolongado (años), hasta que se destruye un 80%-85% de la masa de células b.
Factores genéticos
El complejo principal de histocompatibilidad (major histocompatibility complex, MHC) del ser humano, que en general se denomina complejo de antígenos leucocíticos humanos (human leukocyte antigen, HLA), es una región de 4 megabases (Mb) situada en el cromosoma 6 (6p21.3) que contiene gran cantidad de genes expresados. De estos genes, los más conocidos son los del HLA de clases I y II, cuyos productos resultan esenciales para la especificidad inmunitaria y la histocompatibilidad de los trasplantes; desempeñando una función importante en la predisposición a diversas enfermedades auto inmunitarias. Otros muchos genes de la región HLA también son fundamentales para el funcionamiento del sistema inmunitario innato y específico de antígeno. Las proteínas codificadas por los genes de la región HLA tienen la función de presentar antígenos para iniciar la respuesta inmunitaria. Los alelos HLA asociados a mayor riesgo pertenecen al locus HLA II DR y DQ. Uno de los mecanismos moleculares que relacionan alelos específicos del HLA con el desarrollo de DM 1 es el papel de las proteínas HLA (DR3, DR 4, DQA Arg 50 y DBQ No Asp 57) en el control del proceso de presentacion de antígenos y su influencia en la selección positiva/negativa de células T autorreactivas. Las diferencias estructurales de los diferentes alelos HLA determinan el tipo de antígenos presentados y explica su efecto protector o potenciador de la enfermedad.
Factores ambientales
Hipótesis de la higiene. Postula la mayor incidencia de DM 1 en países industrializados debido a la menor exposición a microorganismos. Esta hipótesis se apoya en evidencias generadas en modelos animales y, más recientemente, en humanos donde se demuestra como la exposición a bacterias o sus productos previene el desarrollo de diabetes en modelos murinos y humanos. La microflora bacteriana podría tener un papel importante para modular la producción, metabolización y absorción de productos capaces de conformar la respuesta inmunitaria innata para prevenir el desarrollo de diabetes.
Estudios epidemiológicos. También se sugiere que las infecciones virales podrían aumentar el riesgo de DM 1 en relación a mecanismos de mimetismo molecular y/o activación de la inmunidad innata asociada a determinados alelos de predisposición. El desarrollo de DM 1 se ha relacionado con el virus Coxackie B4, y las infecciones por Rhinovirus e influenza.
Aumento en la demanda en la producción y secreción de insulina. En condiciones de obesidad y/o resistencia insulinica, impone estrés alostatico en la célula b y acelera el proceso hacia su fracaso.
Respuesta Auto inmunitaria
Los diabéticos tipo 1 tiene una alteración inmunológica restringida a la célula b pancreática pero presentan un HLA de clase 2 que les confiere predisposición y auto anticuerpos.
Independientemente de su etiología la alteración inmunológica determinante de la DM 1 requiere: a) la expansión de clones linfocitarios autorreactivos T CD4 y CD8; b) la existencia de linfocitos b productores de anticuerpos, y c) la activación del sistema inmunitario innato para la destrucción de las células b.
La existencia de linfocitos T autorreactivos son fundamentales para la iniciación del proceso patogénico. Inicialmente, el páncreas es infiltrado por células dendríticas y macrófagos y, poco después o simultáneamente, se produce la llegada de linfocitos T desde los ganglios linfáticos próximos, con lo que se inicia un proceso de amplificación con generación de nuevo auto antígeno y linfocitos T e infiltración de monocitos. Las células T pueden reconocer auto antígenos similares a los anticuerpos (insulina, GAD) o transportador de cinc (ZnT8). El repertorio de células T autorreactivas parece estar determinado por HLA específicos que contribuyen a la selección negativa defectuosa de células T en el timo. Ello sugiere un mecanismo centralizado de predisposición a la enfermedad relacionado con la reactividad a insulina como factor de predisposición.
Este proceso lleva asociada la producción de anticuerpos que pueden ser considerados marcadores de la actividad del proceso auto inmunitario. Los anticuerpos anti islote (Ac) aparecen después de los 6 primeros meses con un pico de incidencia entre 1-2 años de vida. Los anticuerpos anti insulina (AII) también aparecen tempranamente. Existen otros anticuerpos anti proteínas de la célula b pancreática (GAD 65-descarboxilasa del ácido glutámico, IA2-tirosina fosfatasa, carboxipeptidasa H, etc.). La aparición de una explosión aguda en la producción de anticuerpos debe ser interpretada como un marcador de progresión rápida en la destrucción de la masa de células b y, en consecuencia, una aceleración en la evolución de la enfermedad.
Los factores determinantes de la destrucción celular no están bien establecidos. Existe consenso en que TNF-a, perforina y granzimas B son críticas para los procesos patogénicos mediados por linfocitos T CD4 y CD8. Además de los linfocitos T, otros tipos celulares como las células NK, monocitos y células b antígeno específico también contribuyen a la destrucción celular.
*      FISIOPATOLOGÍA[3]
La destrucción de las células β del páncreas por un proceso autoinmune ha resultado en una deficiencia en la secreción de insulina. Esta deficiencia de insulina es la causa de los trastornos metabólicos asociados con la DBT TIPO I. Además de la falta de la secreción de insulina, la función de las células α del páncreas también es anormal. En los pacientes con DBT TIPO I existe una secreción excesiva de glucagón. Normalmente, la hiperglicemia es lo que resulta en una disminución en la secreción de glucagón. Sin embargo, en pacientes con DBT TIPO I la secreción de glucagón no es suprimida por la hiperglicemia. Los niveles elevados de glucagón empeoran los trastornos metabólicos ya existentes debidos a la deficiencia de insulina (ver abajo). El trastorno metabólico más obvio es la aparición de la cetoacidosis diabética en pacientes con DBT TIPO I que no han recibido insulina. Si se administra somatostatina con el fin de inhibir la secreción de glucagón, también se suprimen los niveles de glucosa y cuerpos cetónicos. Uno de los problemas de los pacientes con diabetes es la incapacidad de secretar glucagón en respuesta a un estado hipoglicémico. Lo cual puede resultar en una hipoglicemia fatal cuando se administra insulina a estos pacientes.
Aunque la deficiencia de insulina es el defecto primario en la DBT TIPO I no controlada también existe la incapacidad de otros tejidos de responder a la administración de insulina. La incapacidad de responder a la insulina por parte de estos tejidos se debe a varios mecanismos bioquímicos. La deficiencia de la insulina resulta en un incremento en los niveles de ácidos grasos libres en la sangre ya que los tejidos adiposos sufren lipólisis de manera incontrolada. Los ácidos grasos libres suprimen el metabolismo de la glucosa en los tejidos periféricos, tales como el músculo esquelético. Esto dificulta la acción de la insulina en estos tejidos, por ejemplo, la promoción de la utilización de glucosa. Adicionalmente, la deficiencia de insulina baja la expresión de varios genes necesarios para el reconocimiento de insulina en los tejidos como la glucocinasa en el hígado y el GLUT 4 un tipo de transportador de glucosa en el tejido adiposo. Los trastornos metabólicos más graves que se dan como resultado de la deficiencia de insulina en pacientes con DBT TIPO I son la incapacidad de metabolizar glucosa, lípidos y proteínas.

METABOLISMO DE LA GLUCOSA: La falta de control de DBT TIPO I lleva a un incremento en la liberación de la glucosa por parte del hígado. Primeramente, se utiliza el glucógeno almacenado en el hígado y luego se realiza gluconeogénesis para producir glucosa. La deficiencia de insulina también inhibe el uso de la glucosa por parte de los tejidos no-hepáticos, particularmente el tejido adiposo y el músculo esquelético ya que la insulina es la que promueve el ingreso de glucosa a esos tejidos. Esto se debe a que la insulina promueve el movimiento de proteínas transportadoras de glucosa hacia la membrana plasmática en estos tejidos. La disminución del ingreso de glucosa a los tejidos lleva a una reducción del metabolismo de glucosa. Además, la insulina también regula el nivel de glucocinasa hepática. Por lo tanto, una disminución de la fosforilación de glucosa en los hepatocitos resulta en un incremento en la salida de glucosa a la sangre. Existen otras enzimas que forman parte del metabolismo anabólico de la glucosa que son afectadas por la insulina (principalmente a través de modificaciones covalentes). La combinación de un incremento en la producción de glucosa hepática y una disminución de su metabolismo en tejidos periféricos, conlleva a un incremento de los niveles de glucosa en la sangre. La glucosuria resulta cuando la capacidad de los riñones de absorber la glucosa ha alcanzado su límite. La glucosa es una partícula osmóticamente activa y por lo tanto un incremento en la pérdida renal de ella es acompañado por una pérdida de agua y electrolitos, lo cual se denomina poliuria. La pérdida de agua (y de volumen en general) resulta en la activación del mecanismo de la sed (polidipsia). Debido a la glucosuria y el catabolismo de los tejidos se da un balance calórico negativo lo cual resulta en un incremento en apetito e ingesta de comida (polifagia).

METABOLISMO DE LÍPIDOS: En un paciente con DBT TIPO I no controlada existe una rápida movilización de triglicéridos lo cual incrementa los niveles de ácidos grasos libres sanguíneos. Los ácidos grasos libres son tomados por varios tejidos incluyendo el hígado (pero no el cerebro) y son metabolizados para proveer energía.
Normalmente, los niveles de malonil-CoA son altos en la presencia de insulina. Estos niveles altos de malonil-CoA inhiben a la carnitina palmitoiltransferasa I, la enzima requerida para el transporte de ácidos grasos a la mitocondria donde son oxidados con el fin de producir energía. Por ende, en la ausencia de insulina, los niveles de malonil-CoA caen y el transporte de ácidos grasos a la mitocondria incrementa. La oxidación de ácidos grasos en la mitocondria genera acetil-CoA la cual puede ser oxidada nuevamente en el ciclo de Krebs. Sin embargo, en los hepatocitos, la mayoría del acetil-CoA no es oxidado por el ciclo de Krebs sino más bien es metabolizado a cuerpos cetónicos, acetoacetato y ácido-β-hidroxybutírico. Estos cuerpos cetónicos salen del hígado y son utilizados por el cerebro, corazón y músculo esquelético para producir energía. En la DBT TIPO I, además de una baja utilización de glucosa, existe una alta cantidad de ácidos grasos libres y cuerpos cetónicos lo cual empeora la hiperglicemia ya existente. La producción excesiva de cuerpos cetónicos conlleva a la cetoacidosis la cual se puede distinguir fácilmente a través del aliento de los pacientes con diabetes. El acetoacetato es descompuesto a acetona, una sustancia altamente volátil que cuando en los pulmones produce este olor tan fácilmente distinguible en el aliento de los pacientes con diabetes.
Normalmente, los triglicéridos plasmáticos son sustrato de la lipoproteína lipasa (LPL), una enzima en la superficie de las células endoteliales de los vasos sanguíneos. En particular, la actividad de la LPL permite que los ácidos grasos sean tomados de los triglicéridos circulantes para ser almacenados en los adipocitos. La actividad de la LPL requiere insulina y cuando ésta no está presente sucede como resultado una hipertrigliceridemia.

METABOLISMO DE PROTEÍNAS: Una deficiencia de insulina puede llevar a un incremento en el catabolismo de las proteínas. El incremento en la tasa de proteólisis resulta en concentraciones elevadas de aminoácidos en la sangre. Estos aminoácidos sirven como precursores de la gluconeogénesis hepática y renal. En el hígado, un incremento en la gluconeogénesis contribuye aún más a la hiperglicemia que se observa en la DBT TIPO I.
*      SINTOMATOLOGÍA
Su presentación puede ser a cualquier edad, siendo su mayor incidencia en menores de 15 años, con mayor frecuencia en edad preescolar y especialmente prepuberal.
La DM es con frecuencia asintomática y se diagnostica en un análisis sistemático. En algunas ocasiones aparece en forma de cetoacidosis grave de inicio relativamente súbito, mientras que otras veces la sospecha diagnóstica viene dada por una nicturia aislada, una balanitis o una vulvovaginitis rebeldes, trastornos visuales de acomodación, etc. Las formas de presentación tradicionalmente se clasifican en metabólica, no metabólicas y asintomáticas.
PRESENTACIÓN METABÓLICA
El comienzo es brusco, con un período de pocas semanas o, como máximo, algunos meses entre el inicio de los síntomas y el diagnóstico. La presentación puede llegar a ser muy aguda, sobre todo en niños que se diagnostican en cetoacidosis en el 25% de los casos. La poliuria es  franca (3-5 L/día) y llama más la atención por la noche, de modo que la reaparición de una enuresis en niños debe obligar a pensar en la diabetes. La polidipsia es también evidente, aunque puede llamar menos la atención que la poliuria. A menudo, el cuadro empeora porque la sed provoca la ingestión de grandes cantidades de bebidas azucaradas que aumentan la hiperglucemia. La polifagia suele estar menos presente, pero destaca el hecho de que el paciente adelgaza a pesar de un apetito muchas veces aumentado. La astenia es también constante y los niños pierden las ganas de jugar y permanecen mucho más quietos que de costumbre. Cuando se reconoce por primera vez, el paciente suele dar la impresión de enfermedad importante, y la riqueza de síntomas debería ser suficiente para orientar el diagnóstico, pero lamentablemente aún se obtienen con frecuencia interpretaciones peregrinas («hace tanto calor», «debe ser un virus») o se manda el paciente al urólogo. Si el déficit de insulina es grave, la formación de cuerpos cetónicos excede su capacidad de utilización metabólica y aparecen náuseas, vómitos, taquibatipnea, alteraciones de la conciencia, deshidratación y coma.
*      DIAGNÓSTICO
El criterio basico para el diagnóstico es la hiperglucemia. Antes de definir criterios puede ser útil recordar algunos aspectos técnicos. La glucemia basal es la concentración de glucosa en sangre en el periodo postabsortivo del ayuno nocturno; para su valoración correcta se requiere un ayuno de 8-12 h. Debe conocerse el método practicado y sus límites de normalidad, así como la procedencia de la muestra (venosa o capilar, sangre total, plasma o suero).
*      TRATAMIENTO
Desde los años ochenta están disponibles nuevas formas de insulina, denominadas «análogos de insulina», sintetizadas con técnicas de recombinación genética. Los análogos de acción rápida tienen menor tendencia a asociarse en complejos hexaméricos que la insulina humana y se absorben con más facilidad, por lo que su comienzo de acción es más rápido, el pico de acción más elevado y su duración más corta. Actualmente, en el mercado existen tres productos con estas características: lispro, aspart y glulisina.
Los análogos de acción lenta (glargina y detemir) producen una liberación de insulina más prolongada y sin picos, con un menor riesgo de hipoglucemias. Con los análogos de la insulina se ha buscado imitar el perfil fisiológico de secreción basal de insulina; mejorar el perfil farmacocinética de las insulinas convencionales para superar así las limitaciones que éstas presentaban.
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[1] A. Vidal-Puig, D. Figuerola Pino, E. Reynals de Blasis, M. Ruiz, M.a L. Ruiz Morosini
[2] Antonio Vidal-Puig. Profesor en Molecular Nutrition and Metabolism. Departamento de Bioquímica Clínica